Hasta que vuelvas...

Hasta que vuelvas... me dijiste, esperando que cumpla tus caprichos, quimeras doloridas en el alma, pensando que quizás arrodillada te pidiera una miga de amor...

Y yo te digo, hasta que vuelvas....
Y vuelvas amoroso, extrañándome, secos los labios por no tener el nectar de los míos.
Y vuelvas con los ojos tristes por el llanto de no sentirme en tu regazo.
Y vuelvas tiritando por el frío que dejaron en tus sábanas los fantasmas de la fantasía, recordando que mi calor siempre fué divino.
Y vuelvas, siguiendo el eco de mi voz, que a tus oídos siempre fué melodía.
Y vuelvas amándome y en un susurro me pidas perdón.



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