Historia de un perrito soñador.
De: Guillermo Flax.
Hola voy a contarles una historia muy particular. Mi historia. De cómo nací; de mis primeros días y de un sueño que tuve que me cambio la vida.
Nací un día, no recuerdo igual porque generalmente no sabemos mucho de fechas. Se que estaba rodeado de mis hermanos. Y recuerdo el calor de mamá. De cómo nos apretábamos a su lado.
Así pasaron mis primeros tiempos. Vivía en un lugar un poco frío; jugando y riñendo con mis hermanos.
Había unos seres muy grandes y extraños que nos tocaban de vez en cuando.
Cuando crecimos nos llevaron a un lugar raro donde otras criaturas nos veían y tocaban. Y así empezé a conocerlos. Uno nos apretaban muy fuerte, a veces olvidándose que teníamos huesos. Otros nos trataban con indiferencia como si olvidaran lo que es cuidar a alguien.
Recuerdo que a algunos de mis compañeros de lugar los apreciaban por ser bravos o fuertes; a otros por ser nenas. Y así se fueron yendo de mi vida. Hablaban de cosas como crías, trofeos, dinero, fama, etc. Yo no era catalogado como fuerte. Y definitivamente no era nena. Según ellos era "cara de tierno". Y así pasaron los días.
Hasta que soñe algo hermoso. Soñe que una de esas criaturas me sostenía y levantaba con tanta dulzura y suavidad como solo ella lo podía hacer. Acariciándome y cuidándome. Yo le prodigue monerías y lengüetazos y recuerdo sus palabras dirigidas a otro ser que estaba con ella "Mira amor, este quiero. Es tan dulce"
Se que es cuestión de tiempo para que ella aparezca en mi vida.
Mi comentario: Creemos que los animales no piensan, pero cuando volvemos la vista después del tiempo que han ocupado entre nosotros, nos damos cuenta del torrente de huellas de amor que han dejado en nuestra vida.
Y así me hiciste recordar Guille a mi cotorrito que en paz descanse, pues cuando lo adquirimos nos dimos cuenta que le faltaba un dedito a una de sus patitas, el señor que lo vendía insistía en vendernos otro, pero yo le dije que quería ese, les cuento que fué hermoso el tiempo compartido, aprendió varias cosas, entre ellas cuando me miraba decía "te quiero te quiero", nunca olvidaré los ratos de alegría con el. Un día se quedó dormido y desde entonces habita y canta en nuestro corazón... Lety Ave.