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Sí, se rompe mi alma en la tristeza de morir a solas, los huesos se acobardan en el invierno que mata inefable ante la zozobra de no saber, sin tener, sin vivir, amaneciendo y hurgando entre las sobras que prevalecen y ayudan a existir al corazón, una pequeña brasa que encienda de nuevo la ilusión, aunque la escalinata es de una cuesta lastimosa y difícil, tal vez mi corazón no lo resista, aunque los jirones de mi alma se adhieren y ayudan a que siga mi paso... te veré si Dios quiere en la cima.

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